De campeonatos

Foto Reuters

Y aunque mi corazón futbolero pertenece al Puebla de la Franja, hoy celebro casi con igual intensidad el campeonato recién obtenido por el club Santos de Torreón. Y viví este partido de vuelta sin mi brother in arms, Ray, que este fin de semana está de visita en casa de su padre... y pensando en Rubén, mi hermano, que debe estar que no cabe en sí de felicidad. Rubén es hincha del Santos desde principios de los 80, cuando el equipo jugaba en segunda división y pertenecía al Instituto Mexicano del Seguro Social (por eso los colores verde y blanco de su uniforme), y fiel a su equipo, aunque vive lejos de Torreón, viaja cada que puede al estadio más cercano donde le toque jugar de visitante a Santos. Hoy que veía el estadio Corona repleto, todo pintado de verde, y oía las porras y los gritos de los aficionados, pensaba en ese santista afincado en Cuernavaca e imaginaba lo feliz que debe sentirse de este campeonato, el tercero en la historia del club desde que juega en Primera...

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Y sí, me tocó ver la final solita... Acompañada de Lobo, pues... pero el fútbol no es una de sus pasiones --ha aprendido a verlo, incluso algunas veces hasta se emociona con algún partido, más por contagio que por gusto, debo confesar--, así que no hubo ni gritos ni grandes aspavientos, pero sí mucha emoción y mucho nerviosismo... La tarde valió la pena, indudablemente...

Va desde aquí una felicitación al equipo, a la afición, y por supuesto a mi hincha favorito, Rubén.
¡Carnal, somos campeones!

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