martes, 4 de diciembre de 2007

De videojuegos

Me declaro culpable.
Después de años de resistencia, de crítica a quienes se quedaban horas y horas frente al televisor "pretendiendo" vivir en mundos distintos con el poder de un control en las manos, de burlas y sarcasmo, me encuentro ahora completamente enloquecida por un videojuego. Sí, yo, quien se negó a comprarles una consola a los lobeznos hasta que fueron casi adolescentes, quien renegó de Lobo cuando le amanecía en el universo de Raziel, en la Grecia de Kratos, en la nave espacial de Cryptosporidium o en las calles de L.A. acompañando a C.J., yo, convertida en toda una freak de Playstation 2, gracias a Guitar Hero. Ahora entiendo la extraña fascinación por esta cajita negra que es capaz de hacerte olvidar frustraciones y enojos. Deberían de ver las caras de la manada lobuna cuando me encuentran jugando... Dulce venganza, supongo.
Y cómo no engancharse a un juego con mi música favorita, con canciones que han sido, y siguen siendo, parte de mi historia. Y para colmo, ayer, después de terminar una misión --en este caso una "carrera musical"-- me liberan ¡una guitarra en forma de sonrisa Cheshire! Definitely my kind of game...
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miércoles, 28 de noviembre de 2007

De pretextos

Y desde hace días que intento postear algo pero entre los quehaceres, los hijos y demás actividades cotidianas, los días pasan, el tiempo se va, implacable, y yo me he vuelto especialista en perderlo impunemente. Los pretextos de la vida diaria, los que frenan, o por lo menos detienen temporalmente, el proceso creativo, están ahí, siempre, a mi alcance. Ese es mi principal problema: me distraigo en los pretextos y dejo para después (cuando tenga tiempo, cuando los niños duerman, cuando Lobo salga de casa) la escritura. Mi justificación es la responsabilidad que tengo con el cuidado de la casa. Responsabilidad que nadie me ha asignado sino yo misma. Y que me niego a dejar.
Hace unos días, después de leer el libro de cuentos de una amiga (a quien agradezco infinitamente su confianza para su corrección), me invadió una suerte de nostalgia. Me explico: leerla fue ver también su proceso de escritura, adentrarme en esos mundos-ficción y descubrir estados de ánimo, exorcismos personales, catarsis, qué sé yo. Y eso me llevó a recordar mis propios procesos y lo bien que se siente plasmar una idea, desarrollarla, construir un universo distinto en torno a ella, verla tomar forma en la pantalla o en la hoja en blanco. Supongo que es cuestión de hacer un ajuste en las prioridades. El oficio antes que cualquier otra cosa. Más que vivir para escribir, escribir para vivir (para sentirse viva, pues), para que todo alrededor cobre un nuevo sentido.
Y bueno, más adelante hablaré sobre mis lecturas actuales, pero eso en otro post...
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jueves, 22 de noviembre de 2007

De nuevas aventuras

Y después de mucho pensarlo, de indecisiones y prejuicios absurdos, aquí va la primera entrada de esta nueva aventura. Este blog nace sin más pretensiones que ser un ejercicio narrativo en mi personal proceso de creación. Si además alguien cae por acá y encuentra interesantes mis desvaríos, si sirve de entretenimiento, puente para las ideas o mera opción para perder el tiempo, entonces su propósito habrá trascendido las expectativas. En lo que a mí concierne, el solo hecho de exorcisar demonios por medio de la palabra escrita, incluso bajo el escrutinio del lector anónimo que acceda a estas páginas, es más que satisfactorio: cumple una misión. Una que por el momento mantendré en el ámbito de lo personal.
Aquí está, pues, tal vez con un inicio trompicado, inexperto. Pero inicio al fin, y eso es lo importante.
Por acá nos estaremos viendo.
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