domingo, 27 de mayo de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

De las pasiones futboleras

Puebla FC 2011-2012

Arsenal FC 2011-2012

No sé cuándo empezó mi amor por el fútbol, sólo sé que el deporte más hermoso del mundo siempre ha sido parte de mi vida. No sé de dónde me nace el gusto, mi familia materna nunca fue futbolera, y en mi familia paterna el béisbol, como su nombre popular lo indica, era el rey. Y bueno, si he de ser completamente honesta, mi primera aproximación a cualquier deporte fue precisamente con el béisbol, cuando mi papá nos llevaba a mi hermano y a mí al desaparecido estadio del Seguro Social, por allá de 1975, a ver los juegos de los Diablos Rojos del México, el equipo de sus amores. Sin embargo, y aunque el béisbol era lo que más le gustaba, mi papá seguía con interés cualquier deporte, por radio, televisión y prensa escrita. A mi papá lo recuerdo de muchas maneras pero la primera que me viene a la mente es verlo sentado en la cama, la tele transmitiendo algún partido de fútbol --con el volumen abajo--, el radio en el buró con la narración del partido de los Diablos, y, extendido sobre la cama, el diario La Afición, con todas las noticias deportivas relevantes. 
Mi hermano y yo siempre tuvimos un balón entre nuestros juguetes favoritos. Recuerdo infinidad de partidos al final de la calle, que era cerrada, con los vecinos. Todos queríamos ser "Pata Bendita", Cabinho, Borja, Marín... Recuerdo también que el domingo era día de fútbol, ya que la mayoría de los partidos se jugaban ese día a las 12:00 pm, no como ahora que casi todos son en sábado, y sólo unos pocos (dos o tres) se juegan en domingo.
De niños, ni Rubén, mi hermano, ni yo, fuimos hinchas de algún equipo, nos gustaban el Cruz Azul y los Pumas, y, eso sí,  jamás le fuimos al América. En ese entonces, la década de los 70's, Torreón no tenía equipo en Primera División, sin embargo, a principios de los 80's, Rubén empezó a seguir al Santos, que jugaba en la Liga de Ascenso (entonces Segunda División) y se convirtió en su equipo favorito. Yo tardé un poco más; fue llegando a Puebla, en 1988, cuando fui a ver un partido de La Franja en el estadio Cuauhtémoc, que supe que había encontrado a mi equipo. Desde entonces soy orgullosamente camotera. Y más todavía desde que mi hijo mayor, Ray, también lo adoptó como su equipo. Y hemos sido camoteros en las buenas y en las malas. A mí me tocó ver al Puebla coronarse campeón de la liga en la temporada 89-90, cuando Pablo Larios, Jorge Aravena, Carlos Poblete, el Chícharo Hernández, Marcelino Bernal, el Chepo de la Torre y Roberto Ruiz Esparza jugaban en el equipo; a  Ray le tocó la época del Puebla naranja, el descenso en 2005 y el resurgimiento del equipo a partir de 2007. Nos ha tocado celebrar sus triunfos y llorar las derrotas, pero nuestro corazón siempre tendrá una franja azul.
Mi amor por el fútbol inglés, en especial por el Arsenal, surgió un poco más adelante, a finales de los 90's, cuando todavía jugaban en Highbury. En ese entonces era difícil seguirlos, pues los juegos no eran televisados regularmente en México, salvo en partidos especiales como la final de la Copa UEFA, pero a partir de la llegada del nuevo siglo esta situación cambió. A raíz de que Jared Borgetti fue contratado por el Bolton Wanderers de Inglaterra, la afición mexicana empezó a seguir la liga inglesa, y aunque Jared regresó al año siguiente, el interés no decreció. Y ahora, con la locura del Chicharito, no hay mexicano que no esté pendiente del fútbol inglés. Gracias a eso, y a los canales de televisión por cable, como ESPN y FOX Sports, no hay semana que no siga los partidos del Arsenal, amor que también comparto con Ray, quien es gooner de corazón.
Ahora bien, dejando los datos históricos atrás, lo que realmente me sorprende es la fuerza de ese amor por un equipo de fútbol. Quien no es hincha de corazón de algún equipo no puede entenderlo. Ni siquiera yo, que lo siento y lo vivo cada semana, puedo explicarlo racionalmente. Sólo sé que si Puebla o Arsenal ganan, me emociono, grito y doy brincos de alegría, y la felicidad me dura todo el día, toda la semana, hasta el siguiente partido. Y cuando pierden, como esta semana perdió Arsenal... pues por lo general me pongo de malas. Sí, así, sin explicación lógica. Sufro, me frustro, grito, esta vez de desesperación, y el dolor (sí, gente, créanme, es un dolor físico, en el pecho) sólo aminora compartiéndolo con otros hinchas, que sufren y se duelen igual que uno. ¿Locura? Sí, no hay manera de explicarlo de otro modo. Una locura que nos hace vivir en una montaña rusa por 90 minutos, y nos hace experimentar todos los sentimientos posibles. Y créanme cuando les digo que no hay nada más catártico que vivir así un partido de fútbol. En fin...
Por lo pronto me voy preparando para el partido de mañana: juega el Puebla de mis amores, a las 12:00 pm, como antaño, y aunque no podré ir al estadio, ni podré verlo en la tele, lo seguiré vía internet, y vibraré, y gritaré y seré feliz si gana, y miserable si pierde... hasta la semana que entra, cuando juegue otra vez. Y estaré pendiente de mi Arsenal, que hoy quedó fuera de la FA Cup, que tiene un dificilísimo 4-0 que remontar si quiere seguir en la Champions League, y que debe sumar puntos si quiere mantenerse entre los primeros cinco de la tabla en la liga.
Nos seguimos leyendo, gente.
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sábado, 11 de febrero de 2012

Del mejor equipo del mundo


Este es el mejor equipo de fútbol del mundo, Arsenal Gunners de la Premier Leqgue de Inglaterra.
Es el equipo de mis amores y me declaro orgullosa "gooner".
Dicho esto, nos seguimos leyendo luego, gente.
Keep in touch...