lunes, 7 de abril de 2008

De música

Y esta última semana, plagada de noticias tristes, me ha dejado emocionalmente agotada. Supongo que así es esto, hay que procesar los acontecimientos, asimilarlos, qué sé yo, y continuar...
Y así, con el ánimo a la baja, lo único que me salva de hundirme por completo es la música. El rock, para ser exacta. Porque si bien de pequeña escuchaba música clásica con mi abuelo materno, a partir de 1977 y después del mítico álbum Kiss Alive II, ya no hubo vuelta de hoja. Sigo escuchando música clásica --por lo general barroca, y el favorito del abuelo: Beethoven-- pero el rock es lo que más me llena, lo que mejor me define, pues.
Y si de rock se trata, el heavy metal es lo mío: Iron Maiden, Judas Priest, Metallica, AC/DC, Black Sabbath, Led Zeppelin, Yngwie J. Malmsteen, Marilyn Manson, Rob Zombie, Rammstein... podría seguir, pero la lista sería enorme.
Incluso el Lobo, también amante del rock, a veces prefiere encerrarse en la recámara y huir de mi selección musical, aunque en la mayoría de los casos coincidimos en gustos.
Qué lejanos están los días cuando mi hermano y yo escuchábamos a Kiss hasta el cansancio, soñando con formar una banda y hacer música... Justo de eso platicábamos hace un par de semanas, cuando nos vimos durante las vacaciones... Buenos tiempos aquellos, ¿verdad, Rubén?
Y aunque este post toca de manera muy general mis influencias musicales, ya estaré ahondando más adelante, en otros posts, sobre este mismo tema.
Keep in touch...

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