martes, 4 de diciembre de 2007

De videojuegos

Me declaro culpable.
Después de años de resistencia, de crítica a quienes se quedaban horas y horas frente al televisor "pretendiendo" vivir en mundos distintos con el poder de un control en las manos, de burlas y sarcasmo, me encuentro ahora completamente enloquecida por un videojuego. Sí, yo, quien se negó a comprarles una consola a los lobeznos hasta que fueron casi adolescentes, quien renegó de Lobo cuando le amanecía en el universo de Raziel, en la Grecia de Kratos, en la nave espacial de Cryptosporidium o en las calles de L.A. acompañando a C.J., yo, convertida en toda una freak de Playstation 2, gracias a Guitar Hero. Ahora entiendo la extraña fascinación por esta cajita negra que es capaz de hacerte olvidar frustraciones y enojos. Deberían de ver las caras de la manada lobuna cuando me encuentran jugando... Dulce venganza, supongo.
Y cómo no engancharse a un juego con mi música favorita, con canciones que han sido, y siguen siendo, parte de mi historia. Y para colmo, ayer, después de terminar una misión --en este caso una "carrera musical"-- me liberan ¡una guitarra en forma de sonrisa Cheshire! Definitely my kind of game...
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